Estuvo 5 horas colgando de un balcón. Cuando la encontraron, se les heló la sangre

El Cairo en mitad de una ola de calor. Los millones de habitantes de la capital egipcia se dedican a sus rutinas diarias. Pero lo que sucede sobre las cabezas de los viandantes es de todo menos rutina; incluso para la organización de rescate y rehabilitación SNARR: del balcón del tercer piso de una pobre vivienda cuelga una perra.

Cuando los miembros de la organización logran entrar en la casa y llegar al sucio balcón, ven que la perra cuelga de una oxidada cadena.  Su salvavidas y, al mismo tiempo, su tortura; porque la cadena le ha cortado la carne. Nadie se explica cómo ha llegado la perra allí. No hay ni rastro del dueño. 

Cuando finalmente lograron liberar a Bella, era casi demasiado tarde. “Creemos que llevaba colgada del balcón unas 5 horas”, dice Lauren Connelly, miembro de la SNARR. El equipo de rescate vio algo terrible: el collar de hierro casi había hecho de guillotina.

Los miembros de la organización no saben lo que ha sucedido: ¿saltó el animal o fue empujada?

Pero la  Sociedad egipcia de ayuda a los animales (ESME) lograron lo imposible: alimentan a la maltratada perrita. En poco tiempo, Bella se recupera. “Casi como si nada hubiera sucedido”, se maravilla su rescatador. ¿Pero y ahora? ¿La perrita tiene que volver a su atadura?

Las organizaciones SNARR y ESMA colaboran para encontrarle una casa a Bella y le encuentran una al otro lado del océano. En mayo de 2015, Bella vuela en primera clase a Massachusetts, EEUU. Su familia adoptiva la recibe con brazos (y patas) abiertas. Bella juega con el perrito de la familia, lo que alegra mucho a sus dueños. Bella disfruta de su nueva vida y adora a sus padres adoptivos. El miedo, dolor y soledad están olvidados.

La actuación de organizaciones como SNARR no tienen precio.

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